Un
equipo de ingenieros de la Universidad de Stanford (EEUU) ha desarrollado un
dispositivo para consolas que podría revolucionar los videojuegos del futuro: un
mando que mide las funciones fisiológicas de los jugadores y altera el modo de
juego para tener una experiencia más interesante.
Básicamente,
el dispositivo mide la actividad cerebral del jugador y si detecta que éste
está aburriéndose, modifica el juego haciéndolo más complicado
para despertar el interés del jugador y hacer que el nuevo reto se convierta en divertido.
El
prototipo ha sido desarrollado por el investigador Gregory Kovacs de la
Universidad de Stanford en colaboración con Texas Instruments, y tenía como
objeto lograr una forma práctica y sencilla de medir la parte emocional
del cerebro, esto es, la parte que cambia cuando nuestro estado es feliz,
triste o aburrido, que además influye en el ritmo cardíaco, la respiración,
la temperatura o la transpiración corporal.
El
dispositivo de origen fue un mando de la consola Xbox 360 al
que fue reemplazado la parte trasera por un módulo de plástico tridimensional repleto
de sensores. Dichos sensores medirían el ritmo cardíaco, el flujo sanguíneo
y la tasa de respiración. Al mismo tiempo, un software (un juego de carreras)
hecho a medida para probar el dispositivo, medía la intensidad del juego en
relación a las sensaciones o emociones del jugador. Si el mando
detectaba que el juego estaba generando tedio, automáticamente alteraba el
ritmo de juego haciéndolo más difícil.
Esta
noticia me ha llamado la atención y por eso la he escogido. A mí que me gustan
los videojuegos veo una cosa muy novedosa y particular que un mando pueda medir
tus sensaciones y adaptar el nivel de juego a tu estado de ánimo.
Fuentes
de la información:
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