lunes, 12 de mayo de 2014

El Tomate

Ideas Claras


Abstract

Inicialmente partimos de la hipótesis de que el aspecto externo del tomate no debe influir en su sabor, demostrando de esta manera que el ideal de tomate perfecto, grande, redondo y rojo, no tiene por qué tener unos valores nutricionales y gustativos superiores a los de un tomate que tenga una peor apariencia.
En primer lugar versaremos la metodología y materiales utilizados durante nuestra experimentación, incluyendo entre ellos los necesarios para calcular la dureza y la glucosa del tomate; un penetrómetro y un refractómetro respectivamente.
Posteriormente incluiremos las tablas desarrolladas de la experimentación y toma de datos de 8 variedades de tomates distintas, además de las opiniones de cerca de 30 personas sobre el aspecto y el sabor de 6 de los 8 tipos de tomate en los que se basa nuestro trabajo.

Todo esto nos sirvió para verificar la veracidad de nuestra hipótesis, demostrando con ello, que los tomates vendidos habitualmente en supermercados y fruterías, seleccionados previamente por su apariencia, no tienen por qué tener mejor sabor que un tomate con peor aspecto externo.

 En esta tabla podemos observar cada una de las medias de glucosa y dureza tomadas de cada una de nuestras mediciones




Este trabajo de experimentación nos ha servido para poder corroborar datos como estos: 
  1. El aspecto del tomate no influye en su sabor.
  2. Los comerciantes deberían otorgar información adicional sobre las características, entre ellas la glucosa, del tomate o de cualquier fruta o verdura en general, en las etiquetas, de manera que el consumidor esté informado sobre lo que va a comprar.
  3. Aunque la dureza no influya en el sabor en sí del tomate, es necesaria una cierta consistencia a la hora de su consumo en fresco.

  
¿Algo que descubrimos en nuestra investigación y tratamiento del tema?

  En nuestra búsqueda bibliográfica, descubrimos que el tomate es un biofortificante natural, de la misma forma que lo son los productos lácteos pero artificialmente. Esto significa que a los lácteos, como podrían ser la leche o los yogures, se les han introducido una serie de nutrientes (soja, omega3, antioxidantes…) que en un futuro serán incluidos de manera natural en el tomate si se siguen una serie de pautas su elaboración, tal y como están haciendo Ignacio Escobar y todo su equipo.





 Este trabajo de investigación ha sido realizado por Alberto Martín, David Harb, Carlos Escobar y Luis Gutiérrez . 


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